Es alto, estirado y su monótona entonación conseguirá sacarte de tus casillas. ¡Como nuestro profe de mates! Haciéndonos regresar a los peores años de nuestra infancia, el proyecto JAST, financiado por la Unión Europea, busca mejorar la interacción entre robots y humanos, permitiendo que nuestros amigos de silicio puedan adelantarse a tus acciones para corregirte si es necesario. La gracia está en que los robots JAST ya conocen la labor que se encuentran supervisando, y mediante la observación de tu comportamiento, son capaces de anticipar posibles errores, como por ejemplo, la interpretación incorrecta de un manual de instrucciones. Suena prometedor, pero el día en que aprendan a coger una regla de madera empezaremos a tener miedo de verdad.